31 de octubre de 2010

Libertad de Cátedra

La libertad de cátedra es el derecho humano que tienen los docentes a ejercer con absoluta libertad, en el ámbito de la educación superior, su profesión, que no es otra que  la docencia, es decir, es "la libertad de enseñar y debatir sin verse limitado por doctrinas instituidas". Este derecho fundamental, para el ejercicio de la profesión, no debe suplantarse por aquellas personas, qué en el marco de otras profesiones, aficiones o colaboraciones, apelan a esta "libertad de cátedra", para imponer sus opiniones o directrices, pues ello podría llevarnos al autoritarismo, ejercido, por miembros de los colectivos, por dirigentes, o simplemente por personas, que confunden un derecho conseguido para garantizar el acceso a la idea original, con la imposición de sus ideas.

A menudo en los debates se generan enfrentamientos, entre los  participantes, al adoptar posturas diferentes sobre una misma idea, es entonces cuando se producen las salidas de tono de algunas de las partes, apelando a la "libertad de cátedra" mal entendida, y confundida con el modo autoritario "quiero hacer lo que me da la gana" porque si no, dejo el cargo y me voy. Los miembros de una comunidad participativa, no deben ceder ante estas intransigencias, pues precisamente lo más importante de la participación ciudadana, es el consenso, es el convencimiento común, es la suma de las ideas y nunca la división.

Es importante también hacerles saber a los miembros de una comunidad que cuando hablan o escriben en los medios públicos de comunicación, tienen la libertad de expresar sus opiniones personales, pero indicando claramente que no hablan en nombre de la asociación que los acoge. Excepto, claro está, si no se trata de un comunicado oficial.

En definitiva, creo que la libertad podemos ejercerla todos, si nadie hace "lo que le da la gana".

23 de octubre de 2010

El peor analfabeto es el analfabeto político

Dice Bertolt Brecht que "El peor analfabeto es el analfabeto político. El que no oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. El que no sabe que el costo de la vida, el precio del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los medicamentos, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política".
Es posiblemente cierto, que los ciudadanos estén hartos de los enfrentamientos partidistas de los políticos, estén cansados de oír diferentes discursos, según la Región o municipio en los que se produzcan, es verdad que se puede percibir en la ciudadania un efecto de manipulación, al tiempo que se ofrecen pactos alcanzados, entre partidos aparentemente enfrentados, y que se hacen  incomprensibles para los gobernados, al carecer de todos los datos que los originan.
Pero no por ello, debemos convertirnos en analfabetos, nada sería más grave para la razón de la esencia humana, que desaprovechar los conocimientos adquiridos, por el mero hecho de caer en la desilusión. No podemos autoexcluirnos en la toma de decisiones de aquello que nos pueda afectar, directa o indirectamente, y no debemos caer en la desidia o el abandono de nuestras propias obligaciones con la sociedad, pues de ese modo estaremos negando la propia existencia como seres humanos que conviven, en un mismo lugar.
Participando en los acontecimientos políticos, seremos más humanos, seremos más sociales, estaremos más implicados y tendremos más control de la situación. No seamos todos maestros, pero mucho menos seamos todos analfabetos.

10 de octubre de 2010

La tajaica del melón

La participación Ciudadana es el cordón que une a los demócratas, con la democracia, es el medio que tienen los ciudadanos de participar en las decisiones que toman los gobiernos y a los cuales les afectan, y al mismo tiempo, la participación ciudadana es la forma que tienen los gobiernos de oír y sentir a sus gobernados. Por ello ningún demócrata concibe hoy una gobernanza, sin la participación de los vecinos, que agrupados en asociaciones, colectivos y entidades, adquieren una importante tarea en nuestra sociedad, y es en este ámbito de la organización donde radica la verdadera participación.
Las personas que forman estos colectivos, son generosas en su aportación a la sociedad, y en su gran mayoría trabajan de forma anónima y desinteresada, tan solo, solemos reconocer a unos pocos dirigentes de cada entidad. Siendo ellos los que tienen el deber de implicar al mayor numero posible de  ciudadanos, en cuantas tareas inicien en su entidad, no olvidando de este modo la verdadera razón de la participación ciudadana, que no es otra que conseguir que todos participemos en las decisiones, por esta razón, si en una mesa se parte un melón para repartirlo entre los comensales, es importante que cada uno de los que están sentados a la mesa tengan su tajaica del melón.